“El que guarda su camino preserva su alma.” Proverbios 16:17
Cuando pretendemos ir a un lugar determinado, no es suficiente tener la intención de llegar al destino. Se necesitan dos cosas más además de la intención: tomar el camino correcto y no darse por vencido antes del final de la jornada.
Lo mismo sucede cuando decidimos ir a Dios. Hablo de ir a Dios, tanto en el sentido de tener comunión con Él y en el sentido de un día ir a morar en el cielo.
Jesús dijo: “Yo soy el camino, y nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
¿Qué quiere decir andar en “el camino de Jesús”? Significa andar de acuerdo a Su Palabra, pues Jesús es la Palabra de Dios (Juan 1,1)
Jesús señaló dos características de este camino: “angosto es el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mt 7:14).
No basta solo la intención de llegar a Dios: es necesario andar por un camino estrecho, donde no hay lugar para el pecado ni para amar las cosas del mundo (1 Juan 2:15). Por eso, son pocos los que andan por ese camino.
Si quieres andar en él, tendrás que viajar por un camino casi desierto. A veces, solitario, porque este camino es muy poco transitado. Sin embargo, en todo momento, tendrás un compañero de viaje, Jesús. Él prometió estar todos los días con los peregrinos de este camino. (Mateo 28:20).
No seas apenas un bien intencionado, pues de buenas intenciones el infierno está lleno. Ven a caminar conmigo en este camino y juntos vamos a llegar al cielo.